Si en principio nos vamos a lo que persiguen ambas notaremos una gran diferencia. El arte persigue la estética, la belleza, trasmitir información por medio de un conjunto de matices trazados para formar figuras y demás. Por otro lado la ciencia expone el conocimiento, siendo lo más objetiva posible para mostrar la realidad a lo crudo. Así vemos que un artista es alguien que se expresa a través de la subjetividad y el científico mediante la objetividad.
Otra diferencia más clara la establece con atrevimiento el filósofo Sydney Hook diciendo: “La Madonna de Rafael sin Rafael, las sonatas y sinfonías de Beethoven sin Beethoven, resultan inconcebibles. En la ciencia, por otra parte, la mayoría de los hallazgos de un científico podría haberlos hallado perfectamente otro científico de su mismo campo.”
Ahora bien es cierto que son muy diferentes pero resguardan algo común y es su enseñanza y desarrollo en el individuo que las practica. Primero, la ciencia se enseña como la comunidad científica lo prevea y así la limitan a un esquema totalmente metódico estableciendo como ejes las leyes y el método científico. Segundo, el arte en las escuelas de prestigio al igual que la ciencia se instruye con un esquema y metodología, se enseñan diversas técnicas y tendencias antiguas, etc. Esto lo que guardan en común y que resulta interesante de observar, pues ésta metodología es la que impide el desarrollo de grandes mentes.
Dicho lo anterior la metodología con las que se enseñan no resultan llamativas e interesantes para los que mañana podrían ser grandes científicos y artistas. Los niños y jóvenes son pequeños investigadores, les gusta ver el porqué de las cosas, qué son, expresar sus sentimientos, emociones y pensar. Sin embargo, al cuando se imponen aquellas metodologías no logran desarrollar su mundo, un mundo que guarda materia gris en función para mostrar quizá ciencia novedosa y fuertes tendencias artísticas.




