Son interesantes todos los puntos de vista
desde los cuales este tema se puede analizar y explicar, por ejemplo: desde lo
cultural, la escuela, el género, lo religioso, entre muchos más. Para ser más
precisos podemos enfocarnos desde lo cultural y la escuela, que en cierto punto
envuelve el género.
Pues bien, quizá alguna vez nos hemos
preguntado ¿Hasta donde la cultura limita la ciencia? o ¿Por qué nuestra
sociedad no acepta el cambio? Si analizamos el modo de pensar (dígase popular)
en la sociedad, la cultura siempre limitará la ciencia hasta el punto de
considerar unas que otras de sus aplicaciones como tabúes o acciones en contra
de esta.
Estas limitaciones se deben en cierto modo
al mal uso de la ciencia por parte de las minorías poderosas sobre las mayorías
débiles. Provocando una imagen adulterada de la ciencia. Lo que ha de llevar a
la sociedad a desconfiar de lo que según entienden mañana podría exponerlos a
algo peor. Un ejemplo claro es la energía nuclear, considerada problemática por
sus peligroso potencial destructivo.
Con referencia al género, la sociedad tría
o en algunos casos trae consigo desde hace cientos de años el pesar de que la
mujer es inferior al hombre y que debe adoptar cierto un cierto comportamiento.
Esto eliminó la posibilidad que mujeres con gran intelecto y potencial de
desarrollar dichas habilidades, de modo que quizá hubiesen existido mujeres
más destacada que Aristóteles, Pitágoras, Galileo Galilei, Alexander Graham
Bell, entre muchos más.
En cambio, cuando lo vemos desde el punto
de vista de la escuela, este asunto nos envuelve a todos. Precisamente, cuando
vemos a un compañero o compañera que tiene cierto nivel intelectual y
conciencia muy diferente a nosotros, no lo aceptamos en el grupo, en vez de
tratarlo como alguien igual a nosotros y tratar de entender su filosofía.
De modo que nos volvemos ignorantes y evitamos el cambio.
Para terminar la ciencia estará limitada
por la sociedad hasta donde su cultura y pensar se limiten. La sociedad termina
volviéndose conformista porque no acepta el cambio a un futuro de nuevas
ideologías. Así que mientras los intelectuales sean olvidados, olvidados serán
nuestros avances hacia el anhelado cambio.